jueves, 3 de diciembre de 2015

La Llamada de los Dioses. Capítulo II

Los aventureros observaron como el Osgo dirigía al grupo de goblins para recolocar las balistas, así que nuestro bárbaro Paet y el medio-orco Marius cargan contra el grupo de seres verdes haciendo uso de sus habilidades de furia e infundir terror respectivamente, mientras nuestro ladrón, Kaa, dispara con una ballesta. El místico Semaj y el explorador permanecen en la retaguardia por si hicieran falta refuerzos.

Tras un breve intercambio de golpes, el grupo de pieles verdes es despachado, y nuestros héroes investigan la cubierta y los camarotes de oficiales y tropa. En uno de estos camarotes tienen un encontronazo con un "pastor" hobgoblin y sus queridas ratas que también despachan sin mucha parafernalia, pero cuando acaban con estos seres, se dan cuenta de que el ladrón Kaa en un gesto muy de los de su clase ha huido y los ha abandonado.

Mientras el grupo busca a Kaa escuchan una explosión sobre sus cabezas y el barco cruje de nuevo, parece ser que el ladron en su intento de huir solo, ha encontrado la horma de su zapato, en forma de cuatro orcos y una balista pesada en la cubierta principal, descanse en paz este personaje de breve vida.

El resto del grupo formado por el bárbaro Paet, el semiorco Marius, el místico Semaj y un explorador aun anónimo suben sigilosamente a la cubierta y entablan combate con los orcos que permanecen allí. El disparo que realizan desde la balista falla y se pierde en el mar, así que nuestros héroes despachan a los orcos de mala manera, y los pieles verdes que manejaban la balista también son despachados sin piedad.

Mientras exploran la cubierta observan como otro grupo de pieles verdes se montan en el bote salvavidas del barco, y lanzan unas antorchas para que el barco arda, los personajes deciden que su única escapatoria de este barco que se hunde es el mismo bote que están usando los orcos, así que saltan sobre ellos y los eliminan en el bote.

Antes de abandonar el barco que comienza a arder, Paet el bárbaro salta a uno de los camarotes que estaba quemado, y rebuscando encuentra una bolsa....con ¡UNA CUCHARA! el bárbaro haciendo uso de su intelecto superior, decide que el destino (director de juego) lo esta troleando, y anuncia que usara la cuchara para limpiarse su culo peludo durante el resto de la campaña.

Y aquí se acabó la segunda sesión.

1 comentario:

  1. Vamos a tener que visitar una taberna en breve para reclutarme más PJs, que salgo caro por partida

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